Y llegaban las mareas, con su conciencia recurrente, sus ganas de comer arena, sus ganas de violar los terrenos circundantes, sus acciones de aguafiestas para las pieles humanas tostándose bajo el sol, ellas, las olas marinas, arremetían todo a su paso, conchas marinas, almejas y gorros usados burgueses, modificando el entorno veraniego, cumpliendo su función de hacerse presente, cumplir su mandato como reina y soberana del mar.
Por Kosmisch